martes, 4 de mayo de 2010

Los "Caprichos" de la Naturaleza


Relámpagos rayan el cielo mientras el lava fluye del volcán.
Eyjafjallajokul 17 abril 2010


Aquí estamos bendecidos por mucho sol y poca lluvia. Sin embargo, cuando se pone a llover, nos quejamos porque no nos gusta la lluvia. No salimos de casa si lo podemos evitar, nos ponemos tristes, no paseamos a los perros y esperamos que el tiempo se ponga “mejor”. Desde el punto de vista de la identidad, esto es correcto, pero desde shen, nos queda mucho por aprender.

La mente racional nos dice que es bueno que llueva, ya que beneficia a las plantas, pero tampoco queremos que llueva demasiado porque entonces se pudrirá la cosecha. Si llueve en temporadas en que no queremos, también nos quejamos, porque se estropeará la viña, las uvas no saldrán bien y, peor de todo, el vino no se podría vender al más alto precio.

El otro día leí un artículo sobre el volcán que acaba de irrumpir en Islandia. El periodista lo tachó de “un capricho de la naturaleza”. ¿Cómo? ¿Pero desde cuando tiene la naturaleza una identidad con caprichos, gustos, no gustos, venganzas, maldad o, incluso, bondad? Si la naturaleza fuera humana, estaría siempre enojada y vengativa con nosotros por lo mal que la tratamos.

El resto del artículo trataba de los daños económicos que sufriremos como resultado de este “capricho”, sin mencionar por un momento la majestad de las fuerzas naturales que puedan generar fenómenos tan poderosos y tan encajadas con el resto del universo.

Pero no, parece que la naturaleza fuera nuestra esclava y nuestra peor enemiga cuando no obedece a “nuestros caprichos” económicos. Sin estar realmente unidos a la naturaleza, la explotamos por nuestro propio “bien”, echando humos tóxicos en el aire, contaminando sus aguas, envenenando sus tierras, matando a sus animales. Entonces sí, si fuera humana, la naturaleza se vengaría de nosotros, con sus fuerzas miles de veces más potentes que las nuestras pequeñas tecnologías, todas ellas derivadas, para colmo, de la propia naturaleza.

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